Santa Lucía del Trampal

GIL MONTES, Juan.
Santa Lucía del Trampal.
En Estudios de Geoarqueología de Extremadura.

Ermita hispanovisigoda del siglo VII, de triple ábside, levantada con grandes sillares graníticos de factura romana. El entorno goza de un microclima muy especial; es un lugar privilegiado al abrigo de los fríos vientos del Noroeste, por encontrarse en la zona de umbría de la Sierra del Centinela. Ello favorece la presencia de abundantes naranjos y otros frutales, entre los que brota un caudaloso manantial de aguas minerales.

Se detectan escorias de hierro de antiguas forjas romanas. Varios elementos de una prensa olearia y los más de 40 altares de un primitivo templo pagano, dedicados a la Dea Sancta Attaecina Turibrigense, nos indican que fue un lugar muy visitado durante la época tardorromana-visigoda.

A pesar de que el edificio era conocido en el pueblo de Alcuéscar, fue redescubierto para la ciencia y el arte por el profesor D. Juan Rosco Madruga en 1980. Entonces era una ermita ruinosa, usada como establo de vacas y a punto de hundirse definitivamente como le ocurrió a la ermita vecina de Santiago, cuyos sillares terminaron sirviendo para restaurar la fachada de la iglesia parroquial de Alcuéscar.

Unos años después de su descubrimiento, la Junta de Extremadura la declaró Bien de Interés Cultural, figura legal que protege tanto el monumento como su entorno, adquirió el terreno en que se encuentra, financió la excavación arqueológica y su restauración. Actualmente se ha construido un modernista centro de interpretación, un tendido eléctrico y unos aparcamientos totalmente discordantes con este hermoso poblamiento.