Línea férrea Madrid-Cáceres-Lisboa

El Valle del Tajo es el principal corredor peninsular Este-Oeste y representa la lógica territorial de los caminos trazados desde épocas prehistóricas, por sus ventajas naturales. Todo un sistema de relaciones geográfico-históricas en la Península, tanto por las condiciones del medio físico (entre el Sistema Central al Norte y los Montes de Toledo al Sur) como por las distintas sociedades humanas que vertebraron históricamente este vasto territorio.

Los tramos de ferrocarril actual desde Talavera de la Reina a Casatejada y de ésta localidad a Malpartida de Plasencia no hacen sino recorrer gran parte de la vía romana de Mérida a Zaragoza, lo que evidencia el gran conocimiento del territorio y del medio físico que poseían los geógrafos y arquitectos romanos y su gran sentido práctico, ya que 19 siglos después, con el desarrollo del ferrocarril, los ingenieros vuelven a reiterar el mismo itinerario.

Pero muchas de las líneas de ferrocarril en España no se han trazado con criterios de lógica territorial, sino atendiendo a intereses espurios. Es una constante desde las primeras líneas del s. XIX, hasta las del AVE, cuya primera línea sirvió, una vez más, “para llevar al gobernante a su casa”, en esta ocasión con la excusa de la Expo´92 de Sevilla.

Los españoles no hemos comprendido que los portugueses –aún con sus históricas mayores limitaciones económicas- piensan de una manera más racional. Portugal, desde la aparición del ferrocarril, no ha entendido nunca por qué España no trazaba la línea por el camino más corto del valle del Tajo para unir Madrid con Lisboa. De tal incongruencia técnica dejaría constancia escrita ya en el s. XIX el ingeniero francés encargado oficialmente de elaborar el “Plano Geral dos Caminhos de Ferro de Portugal”, cuando afirmó que “el trazado por el Valle del Tajo era el que satisfacía mejor las necesidades de ambos países”. En la Comisión de 1865 entre ingenieros españoles y portugueses, cuyas conclusiones fueron aceptadas e incluidas íntegras en el Plan Español de Ferrocarriles se busca llegar a Francia por “la línea más corta de Lisboa a Irún” y consideró la Comisión que para las relaciones comerciales de España y Portugal se consideraba “la línea del Valle del Tajo la de unión más beneficiosa entre Lisboa y Madrid”.

El hecho indubitado (por aplastante lógica territorial) y no sujeto a controversia, salvo por políticos irresponsables y prensa “palmera”, es que la conexión entre Madrid y Lisboa pasa por el valle del Tajo y, por tanto, por la provincia de Cáceres. Pero Cáceres nunca ha sabido hacer valer la privilegiada posición geográfica de su emplazamiento:

-         Cuando las decisiones sobre Extremadura se tomaban en Madrid, el ferrocarril llegó a Cáceres exclusivamente por los intereses particulares del político-empresario Segismundo Moret, jefe del Partido Liberal (ministro con Amadeo I, con Alfonso XII y con Alfonso XIII, entre otras carteras, de Hacienda, de Fomento, de Gobernación y de Ultramar), todo un personaje, que en 1876 adquirió los derechos de las minas de fosfatos de Cáceres (luego Aldea Moret), las mayores minas de fosfato del mundo hasta esa fecha.

-         Pero el mayor de los desafueros no se produjo en Madrid, sino en Mérida en el año 2000, cuando la Junta de Extremadura, presidida por D. Juan Carlos Rodríguez Ibarra (nacido en Mérida en 1948), decidió el trazado de la línea AVE Madrid-Lisboa pasando por Navalmoral de la Mata-Plasencia-Cáceres-Mérida-Badajoz (710 Km), atendiendo al interés de siempre (llegar “a casa” en tren) y a intereses partidistas, buscando el voto de todas las localidades del itinerario. Cometiendo el más grave de los errores que pueda cometer un político responsable: hipotecar los intereses económicos del futuro del pueblo por errores en las comunicaciones.

Lo más triste de aquellos días en los que “los extremeños decidíamos nuestro propio futuro” en pleno “fervor democrático” es que, buscando en las hemerotecas, no encontraremos respuestas a aquella decisión política equivocada (nadie alegó nada, ni la oposición política, ni los empresarios, ni la prensa, ni los colegios de ingenieros, ni la Universidad…). Todo el mundo conforme en convertir el ferrocarril del s. XXI -que conecta las dos capitales nacionales europeas de la Península- en una especie de “ferrocarril regional a su paso por Extremadura”. Y el Ministerio de Fomento (siendo Ministro el Ingeniero de Caminos Canales y Puertos D. Francisco Álvarez Cascos) “se lavó las manos” y santificó el error.

Tan sólo encontramos una ponencia en un congreso hispano-portugués celebrado en Beja el 30 de noviembre de 2002, entre las Universidades de Extremadura y Moderna de Lisboa, en el que un profesor de la UEX ya anticipaba que el trazado por Badajoz sería un error, que “el itinerario debería pasar por el camino más corto, por Cáceres, para ahorrar tiempo en el trayecto Madrid-Lisboa y mantener el interés de Portugal para que continuara hasta Lisboa al otro lado de la frontera” (Salcedo, 2000).

Once años después, a finales de 2011, el gobierno portugués decidió suspender el proyecto y anunció su decisión de no continuar la línea AVE de la frontera hasta Lisboa (con la infraestructura ya iniciada en el lado Español). Mientras, los extremeños “se sorprendían” de tal decisión “inesperada”.

Hoy, día en que se escribe este artículo, es 14 de agosto de 2012 y el TREN LUSITANIA (Madrid-Lisboa) pasará por Cáceres a las 3 de la mañana por última vez. Mientras, al borde de la intervención de España, se está construyendo la obra faraónica de la línea del AVE Madrid-Lisboa que nunca llegará a su destino en "alta velocidad" (se están hormigonando a la vez el puente del río Tajo, el viaducto de Cañaveral y el túnel del Puerto de los Castaños).

Administrador de la web.


REFERENCIAS:


Universidad de Extremadura. Inédito.